Hasta ahora, para tomar una fotografía teníamos que ajustar -nosotros o nuestra cámara- dos valores: la cantidad de luz que entraba por el objetivo (número f o apertura de diafragma) y el tiempo de exposición en que ésta actuaba. El tiempo de exposición hace que nuestras fotos aparezcan oscuras, si es poca la exposición, o quemadas, si nos pasábamos. En cuanto al número f, determina la profundidad de campo de la fotografía: a mayor número f, más elementos enfocados, y viceversa. Para los que esto les suene a chino, seguramente entenderán mejor esta otra explicación, apta para cámaras compactas donde la mayoría de las decisiones las toma la máquina: el modo "retrato" solo enfoca el rostro de la persona y desenfoca el fondo, es decir, aplica un número f bajo; el modo "paisaje" enfoca todo lo que se encuadra, desde lo más cercano hasta el infinito, o sea, aplica un número f alto.
Las posibilidades artísticas de la profundidad de campo son muchas pero, hasta ahora, quedaban limitadas al momento en que tomábamos la fotografía. Gracias a Lytro podremos modificar la profundidad de campo a nuestro antojo y crear múltiples fotografías a partir de una única instantánea. Cuando tomes la fotografía solo tendrás que preocuparte de apretar un botón. Después, desde la propia cámara o en tu ordenador, podrás variar el enfoque de la imagen a tu antojo.
¿Y cómo lo consigue? Para empezar, olvídate de los píxeles y empieza a pensar en rayos de luz, puesto que la tecnología de esta cámara se basa en lo que se conoce como campo de luz, que viene a ser la cantidad de luz que viaja en todas direcciones a través de cada punto del espacio.
La Cámara de Campo de Luz Lytro funciona con un zoom óptico de 8 aumentos y una lente de apertura f/2. La apertura es constante en todo el rango del zoom, lo que permite una captura de luz sin precedentes. Después de la parte óptica, un habitáculo compuesto por cámaras y micro-lentes conduce hasta 11 millones de rayos de luz (11 Megarays, empieza a acostumbrarte) hacia el Sensor de Campo de Luz de la cámara, que reemplaza a los habituales sensores de imagen CMOS o CCD de las cámaras digitales. Para hacernos una idea: es tal la información que recibe este sensor que podría generar incluso imágenes 3D sin problemas. Y a partir de aquí viene la ingeniería necesaria para procesar toda esta información. Ya no tenemos una imagen estática, como antes, sino una escena dinámica desde la que podemos generar cuantas imágenes queramos a partir de una única toma.
Y aunque todo esto suene muy complicado, el manejo por parte del usuario no puede ser más sencillo. De hecho, el diseño de la cámara es absolutamente minimalista: un prima rectangular que contiene el objetivo, el botón de encendido/apagado, el de disparo, una conexión USB y una pantalla táctil. No hace falta nada más.
Bueno, si: desembolsar 500$ si queremos la versión de 16 GB para 760 fotos o 400$ si nos conformamos con 8GB y 360 fotos. Y vivir en Estados Unidos (solo la venden allí, de momento) y tener un Mac (no hay software para Windows, de momento) y esperar hasta 2012 (solo se pueden hacer reservas, de momento). Mientras tanto, nos quedamos con las ganas viendo alguno de los ejemplos que aparecen en su web. Solo tienes que hacer clic en cualquier parte de la imagen para reenfocar y doble clic para hacer zoom.
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