En internet ya existen rigurosos análisis sobre los televisores LCD y de plasma, así que me voy a limitar a mostrar muy por encima las diferencias entre formatos, comparando sus principales características para ayudarnos a la hora de elegir un sistema u otro en nuestra compra final.
LCD son las siglas en inglés de Liquid Crystal Display. Están compuestos por una pantalla de cristal líquido que contiene un transistor por cada píxel o punto de color. Este juego de transistores regula la luz que proviene de la parte de atrás del propio monitor. La imagen se mantiene estable y se elimina la sensación de "parpadeo" de los tradicionales televisores de tubo que acaba provocando cansancio ocular. También se encuentran bajo la denominación TFT -Thin Film Transistor- que hace referencia al tipo de transistores que utiliza y no a una tecnología como tal.
Los televisores de plasma están formados por dos paneles de cristal separados por un pequeñísimo espacio (0,1mm), entre los cuales se aloja un gas en forma de plasma que se activa mediante impulsos eléctricos y se transforma en píxeles de colores. Estos miles de puntos luminosos son los que generan las imágenes, de gran estabilidad (por lo que tampoco se produce la sensación de "parpadeo").
Esto, en cuanto a la tecnología que utilizan. Si comparamos sus principales características, tal vez veamos cuál es la que más nos conviene:
- Tamaño. Los televisores de plasma están pensados para ser más grandes. Si bien las diferencias disminuyen con el tiempo, los LCD no suelen superar las 42 pulgadas de tamaño, mientras que los de plasma pueden llegar hasta 60.
- Ángulo de visión. Aunque la mayoría de la gente piensa que los LCD tienen menor ángulo de visión, en los modelos actuales eso no es así: Ambos están sobre los 170 grados.
- Refresco de imagen. Se refiere a la frecuencia con que la pantalla "pinta" la imagen. Nuevamente, ambas tecnologías están a la par.
- Vida útil. Las pantallas de plasma tiene una vida útil más corta que las LCD debido al gas que alojan en su interior. De todas maneras, a 6 horas de uso diarias, un televisor de plama puede durarte más de 20 años; un LCD, el doble.
- Consumo. En los LCD, los transistores que componen cada punto de la imagen están constantemente encendidos -incluso cuando el color es negro- lo que dispara su consumo energético. Un televisor de plasma, a iguales condiciones de tamaño, puede ahorrar entre un 20 y un 30% de energía.
- Brillo y contraste. El hecho de que los televisores de plasma puedan apagar del todo cada uno de los píexeles también les permite que las sombras sean más marcadas, por lo que una misma imagen tendrá más contraste en ésta que en un LCD. También es cierto que, con el uso, las pantallas de plasma pierden brillo, lo que oscurece un poco la imagen.
Si hablamos del precio, son un poco más caras las de plasma, pero las diferencias se van recortando cada vez más; y para tamaños grandes, prácticamente se igualan.
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